Opinión

¿Presidenta o cómplice? La sombra del narco sobre el gobierno de Sheinbaum

Por: Enrique Dávila Vega, miembro del Consejo Plumas Azules.
https://vimeo.com/1091444957
Claudia Sheinbaum llegó al poder con un discurso que quería ser científico, técnico, limpio.

Prometía orden, racionalidad y un “segundo piso” de transformación. 

Pero la realidad es otra: gobierna bajo la sombra de pactos oscuros, con una herencia envenenada que no ha querido —ni podido— romper.

Las denuncias que apuntan a la complicidad del círculo cercano de Andrés Manuel López Obrador con el narcotráfico no son teorías conspirativas: son parte de testimonios judiciales presentados en cortes estadounidenses

Documentos, declaraciones y reportajes de periodistas serios —como Tim Golden en ProPublica— revelan lo que muchos en México ya sospechaban: el narco financió campañas, compró territorios, colocó operadores y blindó impunidad a cambio de control.

¿Dónde está Claudia en todo esto?

 Exactamente donde la dejó López Obrador: en la continuidad, en la omisión, en el silencio cómplice

La estrategia de “abrazos, no balazos” sigue intacta, pero ahora con más presupuesto, más militares en las calles y menos resultados. 

Los cárteles no están debilitados; están institucionalizados.

La presidenta guarda silencio. 

No hay ruptura con quienes están bajo sospecha. Mario Delgado, Ernestina Godoy, Adán Augusto y otros miembros clave de Morena siguen operando con total libertad, sin investigaciones, sin rendición de cuentas. 

En cambio, el gobierno ataca a periodistas, desacredita a Estados Unidos y exige “respeto a la soberanía”.

  • ¿Soberanía de qué?
  • ¿De un país entregado al crimen?

La credibilidad de Sheinbaum comienza a desmoronarse. 

Su imagen de científica incorruptible no resiste el olor a pólvora, a sangre y a dinero sucio. 

La propaganda oficial y las encuestas maquilladas no pueden ocultar lo que la gente vive: zonas tomadas, extorsión generalizada, y un Estado que se repliega mientras los cárteles gobiernan en su lugar.

El quiebre puede y debe venir.

Pero no será espontáneo

Claudia tendría que romper con AMLO, cesar y enjuiciar a los operadores señalados, exigir cuentas a los mandos de seguridad, y aceptar cooperación internacional real, no solo discursos nacionalistas huecos.

Tendría que traicionar al régimen que la hizo presidenta para salvar al país.

Y si ella no lo hace, la oposición debe obligarla.

No con pactos ni con tibieza, sino con una estrategia clara: desenmascarar al narcoestado, documentar sus vínculos, usar tribunales internacionales, presionar desde los congresos  estatales, y construir un nuevo relato nacional que hable de verdad, justicia y recuperación del Estado.

Porque si el país va a romper el pacto con el crimen, alguien tiene que tener elvalor de romper primero con el poder que lo protege.
https://vimeo.com/1089261994
https://vimeo.com/1015118818